El COVID persistente o Condición postCOVID es una enfermedad que ha llegado para quedarse, tanto la fase aguda que estos días estamos con un repunte de las infecciones agudas de COVID como sus secuelas, así como la condición postCOVID o COVID persistente como nueva entidad nosológica.
Tabla de contenidos
¿Cómo afecta el virus a las personas afectadas?
En la actualidad podemos entender que el virus va a afectar los pacientes de diferente manera, y así deberemos valorarlos, desde diferentes puntos de vista y especialidades médicas. Desde este prisma, analizaremos las diferentes situaciones que nos vamos a encontrar.
En el aspecto neumológico, ¿Qué nos encontramos?
Si valoramos al paciente por su patología pulmonar, los síntomas más frecuentes que encontramos son la disnea y la tos como síntomas persistentes. En el aspecto Neumológico, la infección aguda por COVID puede producir una enfermedad pulmonar intersticial con buena respuesta al tratamiento con corticoides orales. En la fase aguda podemos encontrar desde una afección banal hasta una neumonía que puede ser leve, moderada o grave, también se han desarrollado neumonitis por hipersensibilidad que requieren diferentes tipos de tratamiento y manejo según el nivel de gravedad, ya sea de forma ambulatoria o ingresado o incluso en UCI con ventilación mecánica.
Y en el caso de la neumonía, ¿Qué sucede?
En esta fase aguda de neumonía, la enfermedad produce una liberación de sustancias proinflamatorias que produce el trastorno inflamatorio que hemos defendido en otros Post como precursor de la patología del COVID persistente, y que esta neuroinflamación se haga persistente y sistémica en todo nuestro organismo, siendo la responsable final de la cascada de síntomas.
¿Cuáles son los síntomas más comunes del COVID persistente en el área de medicina de familia o de medicina interna?
La fatiga crónica, la dificultad para respirar, la disfunción cognitiva, el trastorno neurocognitivo, la cefalea o los trastornos musculares; todos ellos acompañados de la pérdida de la calidad de vida.
¿Qué dice la investigación al respecto?
La línea actual de investigación nos hace pensar que se trata de una enfermedad crónica. Las vacunas y los tratamientos recibidos a raíz de la pandemia han hecho que la situación del COVID persistente haya disminuido (que no desaparecido) con respecto a meses y años anteriores.
¿Qué experiencia tiene SHC en estos casos?
En nuestra experiencia, los motivos por lo que van a consultar los pacientes no van tan dirigidos a una especialidad concreta por una sintomatología específica, sino que están más entrelazados los signos y síntomas, por lo que se debe valorar de forma conjunta y global. No debemos quedarnos en tratar el síntoma, sino la globalidad de estos y tratar la causa que desencadena tanta variedad de síntomas que, aunque no parezcan relacionados, tienen un origen común.
¿Cuáles son los tratamientos disponibles?
Un tratamiento global y multifactorial encaminado a eliminar la sintomatología presente. Debemos aportar al organismo más energía a través de la corrección de la disfunción mitocondrial, así como seguimiento y tratamiento de las causas que hacen permanecer en el tiempo la neuroinflamación y la malabsorción digestiva que justifica ese déficit de minerales, enzimas y nutrientes básicos.