¿Qué es el SIBO?
El sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO, por sus siglas en inglés) consiste en la presencia anormal de bacterias en el intestino delgado. El SIBO afecta aproximadamente al 15% de la población española, especialmente a mujeres de entre 30 y 50 años, según la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria.
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¿Qué síntomas tiene el SIBO?
Las molestias más frecuentes del SIBO son la distensión, hinchazón y dolor abdominal, digestiones pesadas, meteorismo, flatulencias, acidez, reflujo, náuseas, diarrea y estreñimiento, déficit de vitaminas y minerales.
Junto a lo anterior, también puede provocar niebla mental, alteraciones en la piel, dificultad para perder o ganar peso, encías inflamadas, halitosis, acné o erupciones cutáneas, fatiga, problemas de memoria, dolores de cabeza, dolor corporal articular u óseo, pérdida de atención o de concentración, debilidad en las uñas y en el cabello, trastornos hormonales…
¿Guarda relación el SIBO con otros trastornos digestivos?
Otras enfermedades como el síndrome del intestino irritable, la dispepsia o la enfermedad inflamatoria intestinal, entre otras, también presentan una sintomatología muy parecida al SIBO, aunque depende de cómo afecte a cada persona.
¿Qué es la prueba SIBO?
La prueba o test del SIBO consiste en una prueba de aliento o aire espirado donde se mide la concentración de los gases de Hidrógeno y Metano producidos por las bacterias en el intestino delgado después de la ingesta de una solución de lactitol. La prueba tiene una duración de 3 horas y media. Es importante que los resultados los valore un profesional sanitario, ya que puede dar falsos positivos o negativos, y puede llevar a diagnosticar como SIBO lo que no es un SIBO. Por eso, en algunos casos, el especialista puede recomendar realizar otras pruebas complementarias.
¿Cómo hay que prepararse para una prueba SIBO?
- No tomar antibióticos un mes antes de la realización de la prueba.
- No aplicarse enemas en los 5 días previos.
- No ingerir medicamentos laxantes, antidiarreicos, probióticos ni procinéticos en los 2 días anteriores.
- Enjuagarse la boca con antiséptico bucal la noche antes y la mañana en la que se va a realizar la prueba.
- Acudir en ayunas de 12 horas y sin fumar (se puede beber agua durante el ayuno).
¿Qué puedo comer y qué no antes de una prueba SIBO?
Se puede comer: Huevos, arroz blanco, jamón serrano o ibérico, carne, pescado blanco o azul, agua, café, té, infusiones sin azúcar, productos lácteos.
No se puede comer: Cereales, pan, galletas, tostadas, biscotes, tortitas, productos de pastelería o bollería, dulces y mermeladas, legumbres, patata, verduras y vegetales, frutas y zumos de fruta, frutos secos, refrescos y bebidas alcohólicas, embutidos elaborados (jamón cocido, pavo, mortadela, fuet, salchichón…).
¿Tiene la prueba SIBO algún riesgo?
Pueden surgir efectos secundarios de la prueba SIBO, como la generación de gases, hinchazón abdominal o episodios de diarrea especialmente en personas con intolerancia a los azúcares.
¿Si doy positivo en la prueba SIBO, cuál es el tratamiento?
El tratamiento contra el SIBO debe ir acompañado con probióticos para restablecer la flora bacteriana y la microbiota. El éxito dependerá de tratar la causa que lo provoca; si no, volverá a aparecer; de hecho, el problema más habitual son las recidivas. Además, requiere cambios en la alimentación a través de una dieta antiinflamatoria adaptada a cada persona y cambios en los hábitos de vida relacionados con el sueño, la gestión del estrés, el consumo de alcohol y tabaco. En algunos casos, será necesario tratar con antibióticos, previa valoración del especialista.
¿Cómo puede ayudarte SHC Medical?
En SHC Medical entendemos que el SIBO es la consecuencia de que algo pasa en nuestro cuerpo que hace que se produzca una disbiosis intestinal y comiencen los síntomas. El SIBO es lo que da la cara, pero puede haber una causa subyacente. Nuestro objetivo es ir al origen, además de tratar los síntomas asociados. Para ello, contamos con diversas pruebas diagnósticas –microbioma intestinal, permeabilidad intestinal, sensibilidad a alimentos- y tratamientos –dieta terapéutica personalizada antiinflamatoria y sueroterapia específica para abordar la malabsorción de nutrientes.