La investigación sobre la fatiga crónica ha evolucionado mucho en los últimos 15 años y ha pasado de ser una enfermedad «que está en la cabeza de los pacientes» a estar identificada de una forma primaria con un fenotipo establecido, además de otras formas secundarias ligadas a otros trastornos. Ahora, uno de los principales retos en este campo consiste en identificar biomarcadores que permitan mejorar su diagnóstico y diseñar mejores estrategias terapéuticas, según ha explicado a Diario Médico Jesús Castro, coordinador del Laboratorio de Fatiga Crónica del Valle de Hebrón Instituto de Investigación (VHIR) y uno de los representantes españoles de la primera red europea de investigación sobre fatiga crónica y encefalomielitis miálgica., junto con José Alegre, del VHIR, y Julià Blanco, del IrsiCaixa.
Este proyecto, denominado Euromene, es una acción del programa de Cooperación Europea en Ciencia y Tecnología y está financiado por el programa europeo Horizonte 2020. Cuenta con la participación de centros de 8 países y su principal objetivo es afrontar los retos en la investigación «derivados del desconocimiento de su etiología, la variabilidad clínica, la falta de biomarcadores diagnósticos y las limitadas opciones de tratamiento disponibles para los pacientes».
La red representa una gran oportunidad para establecer un plan coordinado en el campo de la fatiga crónica y para atraer financiación que nos permita llevar a cabo ensayos clínicos en tratamientos prometedores derivados de la investigación», explica Castro.
Desde su punto de vista, actualmente la investigación sobre esta enfermedad está dispersa en centros especializados en inmunología, bioquímica y en hospitales, y los grupos de investigación en este campo no están coordinados.
«En este contexto, Euromene surge para promover una aproximación traslacional que pueda ayudar a comprender mejor la etiología y la patogénesis de este síndrome». Otro de los objetivos de la red consiste en elaborar guías para el diagnóstico y el tratamiento que puedan ayudar a estandarizar el abordaje de la enfermedad, así como estudiar su epidemiología en Europa y determinar su impacto social y económico en la sociedad.
La primera reunión de Euromene tendrá lugar el próximo 21 de abril en Bruselas, Bélgica.
Función mitocondrial, en la mira
Según los últimos datos que constan en la literatura científica, existen indicios de que la disfunción de la mitocondria de las células podría reflejar los síntomas más frecuentes de la fatiga crónica. Los estudios se han realizado hasta ahora en células de la sangre, pero se piensa que las alteraciones mitocondriales en el tejido muscular, el corazón y el cerebro podrían reflejar las manifestaciones clínicas de los pacientes, como la fatiga muscular, las alteraciones en la función cardiaca y la pérdida de memoria. Jesús Castro, del VHIR, ha señalado que estos datos «se tienen que tomar con cierta prudencia», y son necesarios nuevos estudios para poder confirmarlo.
Fuente: Diario Médico