Una de cada siete personas padecen migraña, una enfermedad que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) es la tercera más prevalente y la sexta más incapacitante en todo el planeta, y para la que no existe cura. La causa exacta se desconoce; estudios realizados en familias y con gemelos señalan que puede haber un componente genético que predisponga a padecerlas, aunque se sabe que también interviene una multitud de factores desencadenantes, desde un olor hasta estrés, un descanso insuficiente o determinados alimentos.
En este sentido, un nuevo estudio internacional, el mayor realizado hasta la fecha sobre esta enfermedad y liderado por el Consorcio Internacional de Genética de Cefaleas (IHGC), ha identificado 38 genes relacionados con el riesgo de padecer migraña. Para ello, han partido de una gran muestra sin precedentes, formada por 60.000 migrañosos y unos 300.000 individuos que integraban el grupo control.
Han analizado sus genomas y han comparado las millones de variaciones genéticas que presentaban con el objetivo de identificar aquellas que eran más comunes en las personas que padecían la enfermedad. Es así como han hallado que hay 38 variantes de ADN que están implicadas en la migraña.
“Cada una de esas variantes tiene una contribución individualmente pequeña en el riesgo de sufrir la enfermedad, pero es la acción combinada de varias de ellas lo que puede tener un papel clave en el desarrollo de esta patología”, apunta Bru Cormand, uno de los autores de este trabajo que se publica en Nature Genetics.
El estudio se basa en una tecnología llamada GWAS, las siglas en inglés para estudios de asociación a escala genómica, que permite identificar variantes genéticas comunes de riesgo a gran escala, es decir, aquellas que son más frecuentes en un grupo que en otro.
“La dificultad reside en reunir un número tan elevado de pacientes y también en el análisis del big data, de los datos genómicos para una cantidad tan grande de individuos, que requiere usar ordenadores potentes”, señala Cormand, para quien este estudio “es un paso de gigante en la exploración del paisaje genético de la migraña, que completaremos probablemente en los próximos cinco o como mucho 10 años”.
¿Causa vascular o neuronal?
Entre los genes identificados asociados a esta enfermedad hay nueve implicados en patologías vasculares y otros cuatro relacionados con la musculatura lisa, que es de contracción involuntaria y que incluye la que envuelve los vasos sanguíneos, lo que, para Cormand, arroja luz sobre el origen de esta enfermedad. “Refuerza la idea de la importancia de la disfunción vascular en los ataques de migraña”, señala.
No obstante, también puede haber implicados mecanismos neuronales, ya que otros de los genes identificados son específicos del cerebro. Para la neuróloga Patricia Pozo, quien también ha participado en este trabajo, “los resultados del estudio confirman que el origen de la enfermedad tiene una parte neuronal y otra vascular”.
Asimismo, los investigadores han podido identificar por primera vez un gen de predisposición a la migraña en el cromosoma X y ahora estudian qué relación tiene con que esta enfermedad sea más frecuente en mujeres que en hombres.
Tratamientos personalizados
Este tipo de descubrimientos son un primer paso para desarrollar en el futuro tratamientos personalizados para esta enfermedad. “Cada vez estamos más cerca de poder curar la migraña. El paisaje genético definitivo no tardará muchos años en completarse y eso ayudará a identificar potenciales dianas terapéuticas”, asegura Cormand.
Patricia Pozo se muestra más cauta. “Los genes no lo son todo. Hay un porcentaje de pacientes que responden 100% al tratamiento; otros en los que no funciona para nada y otros que a medias. Saber qué genes están asociados a la migraña nos ayudará a descubrir que dentro de esta enfermedad hay un espectro de pacientes, lo que nos permitirá dar con fármacos más específicos”.
Fuente: La Vanguardia