Casi un tercio de los españoles es intolerante a la lactosa

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Aproximadamente, un tercio de los españoles presenta intolerancia a la lactosa, un trastorno digestivo que se caracteriza por un déficit de lactasa. En el 70% de los casos, la causa es genética y esta condición se mantiene durante toda la vida. Sin embargo, también es posible que aparezca tras una agresión de la mucosa intestinal.

“El tratamiento con antibióticos o quimioterapia puede estar detrás de una intolerancia de este tipo. En estos casos, la situación es temporal y reversible”, explican desde el Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Universitario HM Madrid.

Cuando se habla de una causa genética, la más frecuente, suele ocurrir tras el período de lactancia. En ese momento, señalan, “comienza una pérdida progresiva de la producción de lactasa y, por tanto, una pérdida gradual de la capacidad de digerir la lactosa”. En estos casos, es habitual que al cumplir los 20 años muchos adultos muestren ya algún grado de intolerancia. Cuando la causa es congénita, apuntan, «no existe curación porque el individuo no recupera el enzima y los síntomas sólo se alivian con la suspensión de los lácteos”.

Menos frecuente es la intolerancia a la lactosa que se produce por causas secundarias relacionadas con una agresión de la mucosa intestinal. Puede aparecer tras un episodio agudo de diarrea, tras el tratamiento con antibióticos o con quimioterapia o tras cirugía del intestino delgado, como se ha dicho anteriormente. También puede darse en pacientes celíacos o con enfermedad inflamatoria intestinal. “En estos casos, la intolerancia suele ser temporal y reversible. Los síntomas mejoran cuando se trata la causa o la enfermedad que ha condicionado su aparición”, subrayan.

LOS SÍNTOMAS

Existen diferentes grados de intolerancia, por tanto, no todas las personas que presentan este trastorno reaccionan igual, aun habiendo ingerido la misma cantidad de lactosa. Los síntomas más frecuentes son dolor abdominal, gases, retortijones, enrojecimiento perianal, hinchazón abdominal, heces pastosas o diarrea, defecación explosiva o náuseas.

En recién nacidos y bebés los síntomas son los mismos que en el adulto. Sin embargo, hacen hincapié en que “a estas edades, es importante distinguir si se trata de una intolerancia a la lactosa o de una alergia a la proteína de la leche de vaca”. Esta última, explican, suele afectar a niños que aún no han cumplido los 3 años y entre los síntomas se encuentran algunos típicos de la alergia como erupción cutánea con picor, sibilancias, moqueo o tos. “Esta alergia alimentaria desaparece en la mayoría de los casos cuando el niño crece”, manifiestan.

Fuente: ConSalud.es

A continuación, os enlazamos a un artículo del Dr. Cáceres sobre «Intolerancia a la lactosa: aclarando conceptos«, por si queréis profundizar más en este tema.

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