- Los alimentos que más sensibilidad provocan son la leche, el trigo y el huevo.
- Las principales alergias en niños son el trigo y el huevo, mientras que en adultos son los frutos secos, las frutas rosáceas y el marisco.
- Las intolerancias más comunes son a la lactosa, a la fructosa, al sorbitol o a la histamina.
Ahondamos en estos conceptos de la mano del Dr. Oscar Cáceres, alergólogo e inmunólogo clínico de la Unidad SHC Medical del Hospital Viamed Santa Ángela de la Cruz, de Sevilla.
Las reacciones adversas alimentarias se caracterizan porque pueden ser inmunológicas o no inmunológicas, según la clasificación vigente desde el año 2001 por la EAACI (European Academy of Allergy and Clinical Inmunology). Dentro de las de causa inmunológica están la celiaquía, la sensibilidad alimentaria y la alergia. Actualmente, se denomina intolerancia a las que no son de causa inmunológica (es decir, no participa el sistema inmunológico), pueden ser enzimáticas, como por ejemplo la intolerancia a la lactosa, a la fructosa, al sorbitol o a la histamina.
La alergia es una reacción adversa alimentaria mediada por el sistema inmunológico donde se producen anticuerpos IgE y al ingerir el alimento se produce una respuesta inmunológica con liberación de histamina y de mediadores inflamatorios que dan lugar a los típicos síntomas de la alergia.
La sensibilidad es una respuesta inmunológica celular no mediada por anticuerpos, sino que se produce directamente frente al alimento. La activación celular se traduce en la liberación de mediadores inflamatorios como la histamina, interleucinas, etc., que provocan una inflamación crónica de bajo grado y que puede afectar a distintos órganos y sistemas, y por eso pueden aparecer síntomas muy diversos (migrañas, dolores musculares, cansancio exagerado, alteraciones del sueño, del termostato, de la piel, etc.), aparte de los síntomas digestivos, ya que se trata de una enfermedad sistémica.
La intolerancia no está mediada por el sistema inmunológico, el cuadro es simplemente mecánico. Por ejemplo, cuando una persona ingiere lactosa, como las enzimas que están en la mucosa digestiva no son capaces de digerirla, se produce una malabsorción de la lactosa y eso da lugar a una serie de síntomas principalmente digestivos (hinchazón, estreñimiento o diarrea, flatulencias, digestiones pesadas, etc.).
Pruebas diagnósticas
Como los mecanismos por los que están mediados son distintos, las pruebas diagnósticas también son distintas.
En el caso de la alergia, se puede hacer un Prick-test o Test de punción y un Prick by prick. También con análisis específico donde se determina la medición de IgE específica frente a distintos alimentos.
En cuanto a la sensibilidad, no sirve la determinación de anticuerpos de alergia como los IgE o anticuerpos de otras clases como los IgG tan típicos de algunos estudios de intolerancias alimentarias. Hay que diagnosticar la sensibilidad mediante test celulares in vivo en laboratorios especializados donde se ponen en contacto las células inmunológicas del paciente con los alimentos y se ve qué alimentos son a los que el paciente tiene sensibilidad ya que activan la célula y provoca la liberación de sus mediadores inflamatorios. Se están estudiando nuevas líneas como la citometría de flujo, el test de activación de basófilos que todavía no han llegado a la práctica clínica diaria.
En cuanto a la intolerancia, tiene sus tests propios, donde al paciente se le da una sobrecarga de la intolerancia que se sospeche y se analiza el hidrógeno expirado. Si la lactosa, la fructosa, etc., no se absorben bien pues aparecerá una curva de hidrógeno expirado patológica que confirmaría el diagnóstico. En el caso de la intolerancia a la histamina, por el déficit de la enzima DAO, existe un análisis que es el estudio del déficit de DAO severo, moderado o leve.
Tratamientos
Todos los problemas alimentarios se tratan con dieta. Estas dietas de exclusión del alimento implicado en la reacción alimentaria pueden ser temporales o permanentes, según el origen de la enfermedad.
Por ejemplo, la alergia alimentaria detectada en los primeros meses/años de vida exige retirar el alimento durante un tiempo (1 año), pero luego el niño puede volver a tomar el alimento sin que le produzca alergia. Sin embargo, la alergia en la edad adulta, una vez diagnosticada, como no se cura pues requiere la retirada de por vida del alimento implicado. Lo mismo pasa con la enfermedad celiaca.
En cuanto a las intolerancias, hay que valorar si son primarias o secundarias. Cuando son primarias, por ejemplo a la lactosa o al sorbitol, pueden ser permanentes. Y las secundarias a otras enfermedades del tubo digestivo como, por ejemplo, una gastroenteritis o haber pasado procesos infecciosos, bacterianos o víricos, haber tenido una enfermedad inflamatoria intestinal, etc., muchas veces son temporales. Cuando la patología de base se trata, desaparece la intolerancia. En el caso de la histamina, habría que hacer una dieta baja de histamina.
En cuanto a la sensibilidad hay que hacer una dieta terapéutica de exclusión de esos alimentos durante una temporada (4-6 meses) y después se vuelve a tolerar los alimentos sin problemas mediante la reintroducción pautada de los alimentos en la dieta. En esta patología es importante hacer un estudio de la permeabilidad intestinal, ya que si está alterada es la puerta de entrada por la que los alimentos generan problemas inmunológicos.
Recomendaciones
Para los alérgicos, que eviten de manera estricta los alimentos que le producen alergia, que se pongan en contacto con los médicos por si son candidatos a una desensibilización para mejorar su calidad de vida. Tienen que tener cuidado con la reactividad cruzada, con comer fritos en bares, salsas, etc.
En cuanto a la sensibilidad, estos pacientes tienen que variar la alimentación ya que habitualmente se sensibilizan a lo que más comen. Comer mucho de nada y poco de todo, es decir, no abusar de los alimentos, no comer siempre lo mismo, evitar comer prefabricado, etc. Para cuidar la permeabilidad intestinal se recomienda hacer uso algún probiótico con glutamina.
En cuanto a la intolerancia, evitar aquellos alimentos con lactosa, leer las etiquetas para ver la composición de los alimentos, cuidado con comer fuera de casa. etc.